INSPIRACIÓN: REDES RELATIVISTAS
El afán. El afán de plasmar en un plano la realidad. Desde tiempos remotos ese ha sido el anhelo de todo ser humano. El hombre prehistórico quería pintar sobre las paredes de su cueva la aventura de la caza. Los egipcios representaban secuencialmente sus tareas más cotidianas: desde enterrar a sus muertos hasta hacer la cosecha. La edad media quiso mostrar la espiritualidad del alma humana. Y Leonardo Da Vinci nos enseñó que la perspectiva es el arte de pintar sobre una ventana.
Pero las sociedades evolucionan y la realidad se vuelve más compleja a medida que la conocemos. Los cubistas sabían que cada poliedro tiene su desarrollo plano. El cubo está formado por seis cuadrados.
Pero, ¿es posible que la realidad también pueda desarrollarse en plano? Si a nuestro alrededor los objetos son tridimensionales y los poliedros también lo son, ¿seria posible “abrir” la realidad y mostrarla en un lienzo? Los cubistas pensaban que sí. Así que cada fragmento de la realidad lo recrearon poliédricamente y lo extendieron sobre sus lienzos.
Hoy en día sabemos que el espacio, nuestro mundo tridimensional, es curvo. Las teoría de Einstein de la relatividad general predicen la existencias de espacios curvos en presencia de campos gravitatorios. En el espacio de Einstein, la suma de los ángulos internos de un triángulo no es 180º, ¡es mayor!. En este caso los lados del triángulo no serían rectas, sino curvas.
El espacio, ocupado o no por objetos, se puede identificar con una red elástica que se deforma ante la presencia de un campo gravitatorio. Los objetos cercanos a él, sufren por tanto deformaciones. Deformaciones que también están presentes en la coordenada tiempo. No sólo las tres dimensiones del espacio juegan, el tiempo se convierte en una coordenada más.
Los cuadros de Elena Tadeo buscan reducir a la bidimensionalidad el universo de Einstein. La realidad se convierte en un una red deformable que se abre al estilo de los cubistas pero añadiéndole la dimensión temporal, el campo gravitatorio, que convierte un simple pliegue del espacio en una línea curva.
La realidad se percibe en los lienzos de Elena como una compleja red deformada por la existencia de fuerzas materiales y de una dimensión siempre positiva que crece temporalmente. En sus cuadros la realidad poliédrica de los cubistas evoluciona hacia una red riemanniana en un espacio curvo de cuatro dimensiones desplegado sólo, y únicamente en dos. El reto y la dificultad son evidentes. El milagro de la representación es un hecho: los cuadros de Elena Tadeo.
Pero las sociedades evolucionan y la realidad se vuelve más compleja a medida que la conocemos. Los cubistas sabían que cada poliedro tiene su desarrollo plano. El cubo está formado por seis cuadrados.
Pero, ¿es posible que la realidad también pueda desarrollarse en plano? Si a nuestro alrededor los objetos son tridimensionales y los poliedros también lo son, ¿seria posible “abrir” la realidad y mostrarla en un lienzo? Los cubistas pensaban que sí. Así que cada fragmento de la realidad lo recrearon poliédricamente y lo extendieron sobre sus lienzos.
Hoy en día sabemos que el espacio, nuestro mundo tridimensional, es curvo. Las teoría de Einstein de la relatividad general predicen la existencias de espacios curvos en presencia de campos gravitatorios. En el espacio de Einstein, la suma de los ángulos internos de un triángulo no es 180º, ¡es mayor!. En este caso los lados del triángulo no serían rectas, sino curvas.
El espacio, ocupado o no por objetos, se puede identificar con una red elástica que se deforma ante la presencia de un campo gravitatorio. Los objetos cercanos a él, sufren por tanto deformaciones. Deformaciones que también están presentes en la coordenada tiempo. No sólo las tres dimensiones del espacio juegan, el tiempo se convierte en una coordenada más.
Los cuadros de Elena Tadeo buscan reducir a la bidimensionalidad el universo de Einstein. La realidad se convierte en un una red deformable que se abre al estilo de los cubistas pero añadiéndole la dimensión temporal, el campo gravitatorio, que convierte un simple pliegue del espacio en una línea curva.
La realidad se percibe en los lienzos de Elena como una compleja red deformada por la existencia de fuerzas materiales y de una dimensión siempre positiva que crece temporalmente. En sus cuadros la realidad poliédrica de los cubistas evoluciona hacia una red riemanniana en un espacio curvo de cuatro dimensiones desplegado sólo, y únicamente en dos. El reto y la dificultad son evidentes. El milagro de la representación es un hecho: los cuadros de Elena Tadeo.
1 comentario:
una didáctica clara y concisa nos pasea por la linea histórica del deseo del hombre de representar la realidad que le circunda y le afecta de una u otra manera, una realidad tangible e intangible que se transforma en ideas y emociones,este hecho artístico unido a lo cientifico, aunado provoca en esa bidimensionalidad aludida un algo que me satura de emociones y me incita al estudio para aumentar el sabor de los resultados.
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